viernes, mayo 10 2024

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Por Mónica Lobato

Hoy en día es completamente natural escuchar acerca de productos relacionados con la palabras eco-friendly, ecológico, verde, sustentable, sostenible y otras variantes relacionadas. Sin embargo, ¿cuál es la realidad de todos estos productos? ¿hasta qué punto podemos hablar de si realmente es un diseño sustentable?

El primer paso es entender la diferencia entre un diseño denominado como verde y uno sustentable. La complejidad y profundidad entre estos dos es su principal diferenciación, el primero es más superficial puesto que se limita a generar productos y/o servicios amigables con el medio ambiente; en cambio la aplicación del concepto sustentable conlleva tomar en cuenta más aspectos como la rentabilidad de estos en tres ejes principales: el social, el económico y el ambiental.

Teniendo estos conceptos como base podemos decir que los productos verdes no son necesariamente sustentables, puesto que en el mayor de los casos no generan una solución a una problemática social o ambiental. Sólo son, en algunos casos, menos agresivos con el ambiente. Por el contrario un producto sustentable debe ser verde.

 

La palabra sustentabilidad es un término que ha tomado fuerza durante las últimas décadas debido a la aceleración del cambio climático y es en torno a este hecho que gira el objetivo del diseño sustentable. Dentro del ámbito ambiental la principal meta es reducir o evitar el consumo de recursos no renovables en estado crítico como el agua, energía y materias. En el marco social, generar diseño incluyente centrado en el humano que permita la recomposición del tejido social.

Para comprender por qué el diseño sustentable es de vital importancia es necesario conocer el hecho de que el 80% del impacto ambiental de productos (objetos, servicios o infraestructuras) se define en las primeras etapas de diseño (Design Council). Por lo cual es indispensable que este factor sea tomado en cuenta desde la conceptualización de un proyecto, debido a que brinda la posibilidad de tener una visión objetiva y clara de que forma parte de los requerimientos principales de diseño.

Es importante destacar que el buen diseño no es ocasional, es una acción que se convierte en un proceso sistemático o en un ciclo continuo de operaciones que requiere ajustes y mejoras durante su tiempo de vida, esto permite optimizar su rendimiento y efectividad. Dentro del diseño sustentable, estas características se magnifican puesto que deben tomarse en consideración probablemente elementos similares como lo son los materiales y procesos de fabricación pero con un enfoque diferente. Cabe destacar, a su vez, que actualmente existen conceptos que abarcan más criterios y que ofrecen soluciones sostenibles como el concepto de diseño Cradle to Cradle.

¿Qué es Cradle to Cradle?

Es un un concepto de diseño que fue desarrollado por el Profesor Doctor Michael Braungart, William McDonough y los científicos de EPEA (Environmental Protection Encouragement Agency) en Hamburgo. Nace con el propósito de cambiar el concepto tradicionalista de ecología que se ha globalizado como la regla de las tres “R” (reduce, reutiliza y recicla) puesto que este proceso es sólo una ralentización sobre el impacto actual sobre el medio ambiente. Sin embargo, no ofrece una real solución a la problemática.

Cradle to Cradle se centra en la seguridad y el potencial infinito que tienen los materiales al ser utilizados en ciclos; este concepto da lugar a la innovación, la calidad, así como al buen diseño atacando diferentes problemáticas desde la raíz  y generando beneficios económicos, sociales y ecológicos por igual.

El concepto se rige bajo la idea de que todo puede ser un recurso para otra cosa. Bajo esta noción se desarrollaron dos ciclos principales. Uno para los productos de consumo, con la premisa de que todo puede ser diseñado para ser desensamblado y regresado al suelo de forma sana como nutrientes biológicos:

  • Plantas
  • Producción
  • Etapa de uso
  • Biodegradación
  • Generación de nutrientes biológicos

El segundo para productos de servicios, donde todos los elementos de estos pueden ser reutilizados como materiales de alta calidad para nuevos como nutrientes técnicos:

  • Obtención de nutrientes técnicos
  • Producción
  • Producto
  • Etapa de uso
  • Regreso a desensamblaje

Como se puede visualizar, estos dos ciclos contemplan la repetición de 5 etapas de manera cíclica que permite la reducción o en el mejor de los casos la desaparición de cualquier tipo de desperdicios, traduciéndolos en sistemas sostenibles.

Las aplicaciones del diseño sustentable son infinitas y podrían aplicarse en cualquier tipo de proyecto. El ideal, cuando los diseñadores comienzan a sumergirse en este mundo de posibilidades, es buscar aplicar un proceso sostenible en cada uno de los elementos y etapas para que se traduzca en beneficios sociales, ambientales y económicos. Además, este tipo de desarrollos suele requerir grupos complejos de personas especializadas en diferentes áreas de conocimiento, para que laboren codo con codo en equipo con el objetivo de que cada elemento vaya nutriendo el trabajo de los otros y así poder llegar a un resultado óptimo.

Fuente: www.entrepreneur.com

Vía: #TendenciaSustentable

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